lunes, 14 de septiembre de 2009


Penélope,con su bolso de piel marrón y sus zapatos de tacón y su vestido de domingo.Penélope se sienta en un banco en el andén y espera que llegue el primer trenmeneando el abanico.
Dicen en el pueblo que un caminante paró su reloj una tarde de primavera
.«Adiós amor míono me llores, volveréantes que de los sauces caigan las hojas.Piensa en mívolveré a por ti...»
Pobre infelizse paró tu reloj infantiluna tarde plomiza de abril cuando se fue tu amante.Se marchitó en tu huerto hasta la última flor.No hay un sauce en la calle Mayor para Penélope.
Penélope,tristes a fuerza de esperar,sus ojos, parecen brillars i un tren silba a lo lejos.Penélope uno tras otro los ve pasar,mira sus caras, les oye hablar,
para ella son muñecos.
Dicen en el pueblo que el caminante volvió.La encontró en su banco de pino verde.La llamó: «Penélope mi amante fiel, mi paz,deja yade tejer sueños en tu mente,mírame,soy tu amor, regresé».
Le sonriócon los ojos llenitos de ayer,no era así su cara ni su piel.«Tú no eres quien yo espero».Y se quedócon el bolso de piel marróny sus zapatitos de tacónsentada en la estación.

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